Se le llama arbusto a una planta leñosa de cierto porte cuando, a diferencia de lo que es propio de un árbol, no se yergue sobre un solo tronco o fuste, sino que se ramifica desde la misma base. Los arbustos pueden tener varios metros de altura. Al bioma o ecosistema con predominio de arbustos se le denomina matorral.
No todas las plantas leñosas ramificadas desde la base deben ser llamadas arbustos; por ejemplo, los tomillos o los espliegos son matas leñosas o, como se dice también, subarbustos.
Es frecuente que especies que se presentan normalmente como arbustos crezcan como árboles, o donde las circunstancias ecológicas son distintas, como ocurre con la coscoja en el norte de África, o por un esfuerzo deliberado en el cultivo, como se ve a veces con la adelfa.
Arbustivos o Sufrútices: llegan a desarrollar tejidos secundarios, pero sólo en la región próxima a la base, manteniendo la parte superior de la planta siempre con tejidos jóvenes.
¿Cómo plantar un arbusto?
• Los arbustos en su mayoría se compran en maceta de plástico. No obstante, algunos de hoja caduca, pueden venir a raíz desnuda (raíces peladas sin tierra); ejemplo típico son los rosales.
La distancia a que se plantan unos arbustos de otros es frecuente verla demasiado escasa. Esto es un error porque al cabo de algunos años se forma una masa densa y enmarañada y hay que eliminar o intentar trasplantar varios ejemplares. Si quieres cubrir una zona en menos tiempo puedes plantarlos más próximos, pero sabiendo que más tarde o más temprano, deberás arrancar algunos o intentar trasplantarlos a otro sitio. Lo mejor es darles espacio suficiente.
La distancia dependerá del tamaño del arbusto y de la densidad que queramos darle a la plantación. Hay arbustos grandes como Adelfa, Laurel, Camelia, etc., que con los años se hacen muy voluminosos; otros son medianos (la mayoría) y también los hay pequeños (Junípero, Cotoneaster, Pitosporo enano, variedades de Evónimo, etc.). Generalmente los grupos de arbustos se hacen situando a 1,5 o 2 metros entre arbustos.
La distancia dependerá del tamaño del arbusto y de la densidad que queramos darle a la plantación. Hay arbustos grandes como Adelfa, Laurel, Camelia, etc., que con los años se hacen muy voluminosos; otros son medianos (la mayoría) y también los hay pequeños (Junípero, Cotoneaster, Pitosporo enano, variedades de Evónimo, etc.). Generalmente los grupos de arbustos se hacen situando a 1,5 o 2 metros entre arbustos.
• Excava un hoyo proporcional al tamaño del cepellón o maceta pero cuanto más grande sea, mejor.




• La tierra extraída del hoyo, mézclala bien con estiércol, mantillo, turba u otro abono orgánico. Aporta entre 1 ó 2 kilos por arbusto. Si el suelo es pobre, hecha los 2 kg.
No es necesario hacer un abonado mineral en el momento de la plantación porque con un buen abonado orgánico es suficiente para empezar; más adelante, sí será interesante el abono mineral, bien sea como fertilizante de lenta liberación o uno de uso agrícola tradicional tipo 15-15-15.
• La tierra enriquecida con el abono orgánico (estiércol, mantillo, etc.) asiéntala bien con el pie o con el mango de la azada. Los arbustos a raíz desnuda se plantan en invierno y hay que hacerlo con más cuidado, apretando bien la tierra con las raíces para que no queden bolsas de aíre.
• Riega abundantemente. Si es necesario, haz una pocilla con tierra.
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